En esta oportunidad les presentó un cuento realizado por una seguidora, Josefina Schmipp, un humilde homenaje a Gabriel Mannelli, el desaparecido bajista de Babasónicos a principios de año.
No es Adios
Una multitud aguardaba siempre fiel al sabio desaparecido, preguntaban por él a la salida del templo. Ellos respondían que el maestro estaba enfrentándose a una enfermedad muy dura, que ellos también estaban esperando que volviera a los púlpitos lo antes posible. La gente no se convencía, rondaban fantasmales historias sobre el paradero del maestro, sobre su supuesta enfermedad, sobre el destino de la Orden.
Un día, un joven aprendiz, vio al maestro. Después de 2 años de claustro había salido de la casa sin ser visto, había pasado la guardia de fanáticos que acampaban a las puertas del templo y había subido a la montaña por sus propios medios. El pequeño hizo correr la voz y pronto la ladera se llenó de seguidores, fieles y curiosos. El maestro vestía ropa clara, manto casi traslucido que revelaba un cuerpo delgado pero fuerte.
La gente aguardó en silencio, el maestro se mantuvo de espalda a la multitud, frente a la entrada de una enorme caverna, cerca de la cima, hasta que llegaron sus compañeros. Cuando estuvieron a su lado, su amor y su fraterno, solo en ese momento, donde ellos se sentaron, cerca de él pero con prudencial respeto, el maestro se dirigió a la gente.
“Amigos, hoy voy a entrar en está caverna, y ya no me podrán ver más con los ojos. Pero yo seré feliz, ya nada terreno va a ser de mi incumbencia. Ustedes no estarán solos, serán acogidos diariamente por el resto de los maestros de la casa, tendrán que aprender a vivir con las enseñanzas que les he dejado. Ahora les pregunto ¿Saben ustedes que me espera del otro lado de la cueva?”
El silencio que era aturdidor para entonces, se volvió totalmente sepulcral y cerrado, se sentía el zumbido de los corazones que latían tan rápido como los del colibrí. Las bocas estaban selladas, hasta que el pequeño aprendiz tímido pero sagaz dijo:
- La muerte…
Él se rió sonsacado y dijo
- No tonto, La Gloria
Josefina Schmipp
http://www.fotolog.com/la_jose84
No es Adios
Una multitud aguardaba siempre fiel al sabio desaparecido, preguntaban por él a la salida del templo. Ellos respondían que el maestro estaba enfrentándose a una enfermedad muy dura, que ellos también estaban esperando que volviera a los púlpitos lo antes posible. La gente no se convencía, rondaban fantasmales historias sobre el paradero del maestro, sobre su supuesta enfermedad, sobre el destino de la Orden.
Un día, un joven aprendiz, vio al maestro. Después de 2 años de claustro había salido de la casa sin ser visto, había pasado la guardia de fanáticos que acampaban a las puertas del templo y había subido a la montaña por sus propios medios. El pequeño hizo correr la voz y pronto la ladera se llenó de seguidores, fieles y curiosos. El maestro vestía ropa clara, manto casi traslucido que revelaba un cuerpo delgado pero fuerte.
La gente aguardó en silencio, el maestro se mantuvo de espalda a la multitud, frente a la entrada de una enorme caverna, cerca de la cima, hasta que llegaron sus compañeros. Cuando estuvieron a su lado, su amor y su fraterno, solo en ese momento, donde ellos se sentaron, cerca de él pero con prudencial respeto, el maestro se dirigió a la gente.
“Amigos, hoy voy a entrar en está caverna, y ya no me podrán ver más con los ojos. Pero yo seré feliz, ya nada terreno va a ser de mi incumbencia. Ustedes no estarán solos, serán acogidos diariamente por el resto de los maestros de la casa, tendrán que aprender a vivir con las enseñanzas que les he dejado. Ahora les pregunto ¿Saben ustedes que me espera del otro lado de la cueva?”
El silencio que era aturdidor para entonces, se volvió totalmente sepulcral y cerrado, se sentía el zumbido de los corazones que latían tan rápido como los del colibrí. Las bocas estaban selladas, hasta que el pequeño aprendiz tímido pero sagaz dijo:
- La muerte…
Él se rió sonsacado y dijo
- No tonto, La Gloria
Josefina Schmipp
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